<< Mis padres nos contaban historias en voz alta a mi hermana y a mí. Tengo un recuerdo muy nítido del salón, con la luz semi apagada, unas velas que encendían para crear atmósfera y mis padres contándonos historias increíbles. Probablemente, se trate del mejor recuerdo de toda mi infancia. >>
Sobre Roberto Santiago
Roberto Santiago es escritor, dramaturgo, guionista y director de cine. Ha escrito cincuenta novelas infantiles y juveniles, entre otras la colección de fútbol y misterio Los Futbolísimos, de la que se han vendido más de cuatro millones de ejemplares en España y que ha sido traducida a varios idiomas. Ha sido galardonado con diversos premios, como El Barco de Vapor, el Premio Edebé en su modalidad infantil, o el Cervantes Chico por toda su obra literaria. Entre sus películas destaca El penalti más largo del mundo, por la que estuvo nominado al Goya al Mejor Guión, o El Sueño de Iván, apadrinada por Unicef por sus valores con la infancia. En 2021 inicia un proyecto excepcional: el multiverso SUPERHÉROES. Cuatro colecciones independientes con un nexo común: los protagonistas son niños y niñas que empiezan a desarrollar superpoderes el día que cumplen once años.
- ¿Cuál era su libro preferido de pequeño?
De niño leía muchísimo. Recuerdo con mucho cariño la lectura de “El superzorro” de Roald Dahl, que me encantó. También me marcó muchísimo ese libro mítico que es “La historia interminable” de Michael Ende. Y un poco más mayor, “La isla del tesoro” de Robert Louis Stevenson, que por cierto sigo releyendo una y otra vez. Pero sin duda, la colección que más veces leí fue “Los Cinco” de Enid Blyton. Me fascinaban esos misterios que solo los niños podían resolver, esas merendolas interminables, ¡yo quería pertenecer a esa pandilla! Si no hubiera leído aquellos libros, jamás habría podido escribir “Los Futbolísimos”.
- ¿Tenía un lugar favorito para leer cuando era niño?
Me vienen dos imágenes: un enorme sofá marrón que había en el salón de mi casa, cuando vivíamos en Cuatro Caminos, en Madrid. Entraba mucha luz por la ventana. Y los fines de semana por la mañana me encantaba estar allí tirado, leyendo. Y también mi cama, por supuesto. Antes de dormirme. O por las tardes después del colegio. Mi cama era mi refugio, allí me sentía a salvo. Me encantaba jugar en mi cama, pegar saltos y también leer.
- ¿Tiene recuerdos de que sus padres le leyeran en voz alta de pequeño?
Mis padres tenían una costumbre maravillosa que me encantaba: nos contaban historias en voz alta a mi hermana y a mí. A veces se las inventaban, eso creo. Otras veces las leían. Tengo un recuerdo muy nítido del salón, con la luz semi apagada, unas velas que encendían para crear atmósfera y mis padres contándonos historias increíbles. Probablemente, se trate del mejor recuerdo de toda mi infancia.
- ¿Era un lector solitario, o disfrutaba comentando sus lecturas con alguien?
En mi casa se leía mucho. Todos los días. Igual que comíamos o nos lavábamos los dientes, se leía. Eso permitía que después pudiéramos hablar de lo que habíamos leído. Yo, por ejemplo, tenía muchísimos cuadernos con resúmenes de los libros que leía, y también de las películas que iba viendo. Un poco más adelante, sobre los once o doce años, mi profesor de Lengua y Literatura creó una complicidad muy especial conmigo. Me recomendaba libros y después hablábamos de ellos fuera de clase. Comentar las lecturas con otras personas es igual de importante que la propia lectura en sí. Vivir y comprender aquello que leemos.
- ¿Se acuerda de una persona, un autor o un libro que le convirtiera en lector?
Por supuestísimo, mi padre. Él me hizo amar las novelas y los cómics, sobre todo. Los devorábamos juntos cuando yo era niño. También íbamos mucho al cine y al teatro. Tuve mucha suerte con eso. Tantas actividades culturales en familia, con mis padres y mi hermana, conciertos, ballet, museos… eso despierta un hábito de curiosidad que se queda para toda la vida. Recuerdo que un día (yo debía tener unos diez años) le pregunté a mi padre: ¿Cómo puedes saber qué libros leer, qué películas ir a ver? ¿Cómo eliges? Él me miró y me contestó: No te preocupes, ya lo sabrás. Aquello, me tranquilizó. Y me sigue tranquilizando. Hay tanto por leer.
- ¿Cuál destacaría como el principal beneficio de la lectura?
Abrir los ojos a nuevas ideas y aprender a pensar. Insisto en que la lectura en solitario es muy beneficiosa, pero no basta. La verdadera lectura es aquella que se comparte, que se comenta, en la que se profundiza. Debería haber una asignatura enfocada de un modo lúdico en las escuelas: El Quijote. Un curso entero leyendo y comentando la obra de Cervantes. Eso abriría la mente para siempre. Estoy pensando que voy a proponerla la próxima vez que me cruce con el ministro en algún acto institucional, jajaja.
- ¿Qué es más importante para que los niños escojan la lectura como pasatiempo? ¿El ejemplo de sus mayores, el tiempo, la calma, la selección de libros a su alcance…?
La lectura es un pasatiempo muy divertido si se fomenta de forma adecuada. Y todo empieza, evidentemente, con el ejemplo. Que los niños vean a sus padres y sus profesores leer de manera habitual es la clave de todo. El segundo paso es que los niños elijan sus propias lecturas. Acompañarlos a bibliotecas y librerías para que miren y toquen los libros. Y que sean ellos los que decidan. No importa que se equivoquen. Por supuesto, se les puede aconsejar, pero nunca imponer, eso es contraproducente.
- ¿Qué piensa de la frase del autor James Patterson?
“No existe ningún niño al que no le guste leer, solo niños con el libro equivocado entre las manos”
Es una frase que me encanta y que utilizo mucho en mis encuentros. Si a un niño no le gusta leer es simplemente porque no ha encontrado un libro que le enganche. Con toda seguridad lo encontrará si se le dan las herramientas: el tiempo, las opciones adecuadas, un espacio confortable para elegir, la ausencia de exigencias. En Primaria, por ejemplo, soy partidario de que no haya ninguna lectura obligatoria en las aulas; tan solo sugeridas. Es un tema controvertido, lo sé.
- Muchos niños buscan sus recomendaciones en las redes sociales: booktubers, booktokers… ¿Son los nuevos prescriptores? ¿Qué piensa de este fenómeno?
Como cualquier fenómeno que surja alrededor del mundo del libro, bienvenido sea. A lo largo de la historia, ha habido y habrá formas muy distintas de promocionar y aconsejar lecturas. En mi opinión, las pantallas, las redes sociales, no son enemigos del libro. Al revés, son un complemento estupendo.
- El consumo en el siglo XXI ha cambiado, a golpe de clic tenemos lo que queremos en menos de 24 horas. Ya no estamos acostumbrados a esperar… ¿Es Amazon el futuro? ¿Qué pasa con las librerías?
A golpe de clic no solo tenemos libros, sino cualquier cosa que queramos: desde un batido de fresa a una televisión o un coche. La sociedad cada vez tiene más prisa. Sin embargo, no soy nada catastrofista, estos cambios en los hábitos de consumo no deberían asustarnos. Es evidente que me parece muchísimo más rico en todos los aspectos ir a una librería que comprar en Amazon. Pero siempre habrá historias y siempre habrá libros, de una forma u otra. Tenemos la necesidad de contar, de narrar, es lo que nos hace humanos.
Algunos de los libros del autor: